domingo, 29 de septiembre de 2013

Calas del Cabo de Gata


Somos veintiseis senderistas entre los miembros de nuestro club los amiagos y familiares invitados a hacer esta ruta
que iniciaremos en el mismo faro y que nos llevará hasta el bonito pueblo de San José de Níjar.
Desde el mirador del faro podemos observar el arrecife de las Sirenas, una de las estampas mas bellas del parque. Posiblemente deba su nombre a las focas monje que en otros tiempos poblaban este lugar y que desde la lejanía los marineros podrían confundir con sirenas.
Iniciamos nuestra ruta por un camino que nos llevará hasta  el pico de Vela Blanca, dejando a nuestra derecha pequeños acantilados. Podemos apreciar también una imponente roca que emerge en medio del mar  y  que señala el cielo: es el arrecife del Dedo.
En la medida que tomamos altura vamos apreciando lo sinuoso de la costa donde se mezclan una gran variedad de rocas volcánicas de diferentes tonalidades.
En  Vela Blanca nos hacemos la foto del grupo pero... faltan dos personas ¿donde están? Al poco aparecen las "extraviadas" que habían seguido por otro camino a  personas que no eran de nuestro grupo.
Comenzamos el descenso por un cómodo carril desde el que apreciamos la línea de costa conformada  por una alocada multitud de colores y hermosas formaciones rocosas de origen volcánico.

Dejando atrás el carril, cogemos un desvío que nos lleva a la Cala del Carbón, que debe su nombre a la tonalidad oscura de sus rocas. Es el momento adecuado para tomar un descanso y algo de alimento.

Ascendiendo una no muy pronunciada pendiente, la ruta continúa hasta avistar la playa de la Media Luna, llamada así por la forma que tiene, encajada entre dos formaciones rocosas que proporcionan
sombra y cobijo a los escasos bañistas que encontramos.

Desde alli varias personas pasan a la playa del Monsul por la propia costa, mojándose con las olas que rompían contra las rocas.
El resto dimos una pequeña vuelta ascendiendo un montículo y llegando al Monsul por un camino algo más largo pero más seguro. La playa del Monsul destaca del resto por su arena finísima de color blanco y las paredes oscuras de las rocas cercanas.
Desde alli sin interrupción por lo avanzado de la hora, reanudamos la marcha evitando el cerro del Barronal (una pena porque este montículo encierra varias calas de una gran belleza) y dirigiéndonos a la playa de los Genoveses, donde está previsto el baño y el almuerzo.A pesar del hambre que comienza a aparecer, la mayoría prefiere darse primero el baño pues el calor es intenso y la playa tentadora.
La comida la hacemos en un pequeño bosquecillo de eucaliptus que proporcionan algo de sombra.
Tras el merecido descanso, iniciamos el último tramo de nuestro recorrido, ascendiendo por una pequeña colina desde la que se aprecian imágenes inolvidables de la playa de los Genoveses
Gabriel nos ilustraria informándonos que su nombre se debe a la estancia de la flota genovesa en su fondeadero previo al ataque de la ciudad de Almeria en el siglo XII.

Desde el cerro del Ave María damos la última ojeada a Los Genoveses y nos asomamos a la antigua aldea de pescadores de San José, hoy centro turístico del parque.

Hemos llegado al final de nuestra ruta, atrás quedan seis horas de alegre caminata y de emociones intensas. Ahora toca, tras un breve descanso, regresar a nuestra ciudad, a nuestra rutina diaria y a esperar un nuevo sábado que nos devuelva a la naturaleza, a la montaña, a los rios y a los bosques. ¿Existe algo mejor?

Crónica y fotos: JA Mesa

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